martes, 5 de abril de 2011

El caso Jacqueline Van Rysselberghe


Santiago / 05 de Abril / El caso Jacqueline Van Rysselberghe (JVR) pone al desnudo varios asuntos de la elite política chilena que han ido reapareciendo en los últimos años.

En la prensa y en las declaraciones públicas de los involucrados, el debate se ha instalado en si mintió o no mintió al gobierno o al Minvu, si se supo o no públicamente, si manipuló o no a los pobladores, si el subsecretario sabía o no lo que se tramaba, etc. Pero la verdad es que esas son todas cosas que no son relevantes en el desenlace de este caso. De hecho, la política chilena y la acción de las autoridades administrativas están llenas de casos de manipulación, mentiras y “arreglines”.

Una mirada mas detenida nos muestra que el escenario donde se desarrolló este conflicto está compuesto por una combinación especial de elementos: Altas aspiraciones políticas combinadas con un cargo de gran poder discrecional y muchos correligionarios heridos a lo largo de su avance político, son los ingredientes de este cuadro que terminó con la salida de JVR de la intendencia de la región del Bio Bio.

Sin embargo, es imposible explicarse todas las aristas de este caso sin analizar la personalidad de la ex intendenta. Hija de antiguos políticos patronales de la zona (alcalde designados de Pinochet y diputados de derecha) JVR debe haber adoptado la actitud de patrona de fundo desde su juventud. Y la forma de ganarse el gran apoyo que tiene, en especial entre los pobres de la región, es en base al más simple y vil clientelismo.

Varios dirigentes sociales la conocieron cuando era alcaldesa de Concepción. La impresión que a varios les quedó es que es una mujer que no destaca por su inteligencia, pero si muy eficiente y hábil en su trato con los pobladores. Lejos de la pose autoritaria y soberbia que se ve en otras autoridades (de la Concertación y la Derecha), ella tenia el tacto suficiente para mostrarse afable y prometer todo lo que se le pedía y arreglárselas, de una u otra forma, para beneficiar a quienes se lo solicitan cuando veía que en ello podría sacar algún beneficio político.

Beneficio político me refiero simple y llanamente a reunir apoyo electoral y acrecentar su círculo de influencias entre los sectores populares de la región.

No era raro verla en las poblaciones y metida allí donde hubiera problemas sociales que solucionar. Que haya habido soluciones es algo que no me consta. Es mas, creo que de haberlas fueron muy pocas. Pero que ella estaba allí para sacarse la foto y besar a las guaguas, es innegable.

El carácter de JVR le generó mucho enemigos entre su propio círculo político. Quienes la conocen bien, han dicho que es de un personalismo y prepotencia sublime. Arma equipo solo con quienes son incondicionales a ella y está dispuesta a aplastar a cualquiera que le haga sombra. Siente un profundo desprecio por los políticos de segunda fila que pululan en su región porque ella, desde su emergencia política como incluso presidenciable de su partido, siente que es parte de los “top ten” de la alta política chilena. Estas pelea internas no son ninguna novedad ya que el conflicto generado al interior de la derecha regional viene desde mucho más atrás que el asunto de las grabaciones. JVR ha sido una aplanadora que, con firme determinación, voluntad y conciencia, pasó por arriba de muchos de sus correligionarios. Y estos, ahora que un error garrafal de la ex intendenta salió a la luz pública, están dispuestos a saldar cuentas llegando incluso a derrocarla como intendenta, lo que finalmente ocurrió.

Es evidente que el hecho que no se haya podido ordenar a los partidos de la alianza para cerrar filas detrás de JVR y evitar así la acusación constitucional, no es, como ha dicho Carlos Larraín (presidente de RN), “un acto democrático”. Ni tampoco un “muestra de autoridad” de él en su partido. Es simplemente muestra del profundo desorden y descontento que ha generado al interior de la alianza la personalidad y las acciones de la ex intendenta.

Desde el punto de vista de la Concertación, el objetivo de golpear a una prominente figura de la derecha tiene el fin de ir minando las potencialidades electorales de sus adversarios. Y no solo en la región, donde JVR tiene un apoyo incuestionable y del que paradojalmente aún mantiene un porcentaje elevado a pesar de todo el conflicto, al punto de que puede ser elegida senadora fácilmente. Al golpearla se cuestiona también globalmente el flanco que Piñera más le gusta resaltar: que el suyo es un gobierno de gestión, dinámico, incorruptible, eficiente y eficaz. Estas cualidades se juegan especialmente en la región donde el terremoto afectó más a nuestro pueblo.

Para esa labor colocó a JVR en la intendencia de la región. Ella era, en el momento de elegir autoridades regionales, la única posible para el cargo. ¿Aceptaría JVR a una autoridad por encima de ella en las labores de reconstrucción? ¿Aceptaría que otro se llevará los laureles? Su cargo como intendenta de la reconstrucción la potenciaría a escala nacional. Esa oportunidad no la podía perder. Por eso creo que miente cuando dice que para ella “no fue un honor” ser nombrada intendenta.

Su accionar autoritario y arbitrario en todo sentido ha quedado develado varias veces. Por ejemplo, cuando unos pobladores, luego del terremoto, tomaron un terreno de propiedad de su familia para protegerse en medio de la devastación que dejó el sismo, ella orientó y ordenó expresamente que a esos pobladores no se les entregara ayuda, para de esta forma obligarlos a salir de allí. Ahora último conocemos un capítulo en extremo escandaloso para su sector político: su marido obtuvo un permiso, que ella misma autorizó, para cultivar mariguana con fines medicinales en un fundo en Los Ángeles. ¡¡El esposo de una intendenta UDI y Opus Dei plantando marihuana!! ¡¡Si el político comprometido fuera de otro sector, los medios ya lo habrían hecho papilla!!

A JVR la traicionó su carácter. Se fue de lengua en un cargo en que hacerlo tiene un costo político alto. Se formó en política acostumbrada a ver a los pobladores como inquilinos a los que hay que hacerle favores y darle migajas si quieres seguir gobernándolos. Se acostumbró a ver a sus correligionarios como sus promotores personales. A los que no cumplían ese papel los despachaba rápidamente. Pero hay que ser claros: Lo que ella hizo es una práctica común en la política chilena. Se han hecho muchas veces y se seguirá haciendo. Es parte orgánica de esta democracia gobernada por los ricos pero necesariamente votada por los pobres. Es la base del clientelismo en que se ha sustentado gran parte del apoyo social que la derecha y la concertación ha tenido estos 22 años de democracia antipopular. Entregar beneficios, empleos, contratos, información, cargos y demasés a los empresarios y políticos cercanos, es parte integral de este sistema político. Pagar las cuentas de luz, entregar cajas de mercaderías, o dar empleos municipales a los más pobres que votan por uno, es la otra cara de la moneda. Entregar subsidios, aunque para eso tenga que mentir, es algo que el poblador que recibió ese beneficio nunca olvidará, ni toda su familia tampoco. Y el mensaje que se difunde es claro: los que están con JVR reciben, los que no, tienen que esperar y aguantarse. Esa cadena se rompió por un error de la ex intendenta y por el rencor que había generado entre los políticos de su mismo sector.

Desde ahora las autoridades van a cuidar más de sus palabras en público. Pero el mecanismo va a seguir, porque es una pieza fundamental en esta gobernabilidad capitalista de los ricos.

Iván Carrasco

Partido Igualdad

Herramienta de los pueblos

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