Punta Arenas, 12 de enero de 2011. (Radiodelmar)– Una conjunción de movimientos subterráneos que hace años se está agitando en las regiones del país, se ha expresado una vez más ahora desde Magallanes. El motivo de la movilización ciudadana es el alza del precio del gas y el incumplimiento del compromiso realizado por Sebastián Piñera, cuando era candidato, de no aumentar el valor de este vital elemento, si es que era electo presidente de Chile. Por condición climática extrema, el uso del gas es intensivo durante todo el año en esta subantártica región, donde, como en todas las regiones fuera de la capital, aún la gente tiene un respeto cultural intrínseco a la palabra empeñada, que públicamente Piñera y su gobierno no está respetando.
Esto se ve adornado por un pésimo manejo político de los ministros vinculados a temas de energía, economía, hacienda, desarrollo regional y vocería. Y por supuesto, del gobierno regional, encabezado por una débil intendenta, cuyo comportamiento en varias ocasiones ha tenido una falta de sentido común para tratar a las personas y un atropello casi infantil al protocolo institucional en actividades públicas, que le ha generado críticas de todos los sectores sociales.
No cumplir los compromisos, subir el precio de productos vitales, mantener tozudez en las decisiones y manejar pésimamente las crisis, es lo que se ve en la cara del gobierno, pero también en la clase política presente en el parlamento, incluida la derecha, la democracia cristiana, los socialistas, radicales, ppdes y comunistas.
También se ven organizaciones ciudadanas transversales, que cada una con sus aprensiones, temores, pausas, congelamientos y silencios, sienten que no son protagonistas de las decisiones que se toman en Santiago, en el gobierno regional y en los sectores empresariales que no tienen compromiso alguno con la ciudadanía y la economía local.
Pero en el caso de Magallanes, también hay elementos que sobrepasan estas dos caras tradicionales de la moneda. Aquí, hay una historia de resistencia al abuso: aquí en Punta Arenas se realizaron las primeras protestas públicas contra la sanguinaria dictadura de Pinochet; aquí las posiciones de izquierda siempre han logrado mayoría; y aquí existe una fuerza económica autónoma importantísima, en que empresarios locales de la ganadería, del turismo y de la pesca artesanal, defienden la economía regional que ha mantenido altos índices de desarrollo humano y los más bajos niveles de cesantía y pobreza.
Representativo de esto fue lo que pasó en Puerto Natales en octubre cuando la Municipalidad convocó a los cesantes de la comuna a una reunión para que una compañía salmonera expusiera las condiciones laborales que ofrecía para captar a unos 200 trabajadores. Asistieron masivamente los desocupados, pero ninguno se inscribió, pues las condiciones eran típicas de la salmonicultura chilena, es decir, abusivas, pésimas y casi criminales.
Otra muestra de esta unión diversa del descontento, es que todos los medios de comunicación programaron para las 12 de la noche del martes, la hora cero del inicio del paro, la difusión de la “Oración por Magallanes”, una canción con los típicos ritmos poéticos de la Patagonia austral y con una letra que llama a la autonomía. Punto importante en esto, es que las dos empresas de prensa escrita que monopolizan las comunicaciones en Chile, no tienen presencia en estos lugares. La cadena mercurial y sus diarios “australes”, las “estrellas” y los “mercurios”, no tienen empresas aquí. Tampoco “Las Terceras”, “Las Horas” y “Los Días”.
Es por esto que las portadas de El Pingüino y La Prensa Austral, titularon en letras grandes y ocupando toda la página, “Gobierno no escucho a Magallanes”, “Todos a protestar”, “Si hay alza habrá paro”, “Magallanes alza la voz”, “Magallanes a Paro”.
Y además, esta protesta regional también es masiva porque acá, a pesar que se escuchan las cadenas de radios de los holding nacionales y multinacionales, sigue existiendo la transmisión autónoma de la Radio Polar, Radio Magallanes, Radio Natales, y Radio Presidente Ibañez, que con sus diversidades, sus comunicadores saben dónde queda y cuál es la importancia de la Ruta 9, o si se genera atochamiento en Avenida Bulnes, si por cualquier razón, hay un bloqueo en la ruta que va al norte, y tienen el vínculo directo con la ciudadanía.
Pero aquí en Magallanes también se da cierta autonomía política por parte de los representantes elegidos. A pesar que forman parte de un sistema electoral viciado, el senador Carlos Bianchi, el diputado Miodrag Marinovic, y el alcalde Vladimiro Mimica, no son miembros de partido alguno y tienen un amplio margen de maniobra que no obedece a la orden de los presidentes de estas tiendas políticas.
Ahora, qué es la Asamblea Ciudadana, la que según los medios capitalinos fijan como una de las responsables de esta protesta, pero además a la que no invitan a las reuniones, a la que la Intendenta dice que huelen mal, a trabajador, a lana, a petróleo y a pescado.
La Asamblea Ciudadana, esa que lleva su tiempo preocupada de la privatización de las últimas empresas fiscales, y de los intentos de las multinacionales mineras de extraer carbón de Isla Riesco para generar energía para alimentar la extracción de cobre en el norte. Esa Asamblea Ciudadana que son casi puros “ex”, que dicen las autoridades que son viejos que pesan menos “que un paquete de cabritas”, que no atraen a nadie. Pero que hace tiempo estaban denunciando los despidos de ENAP, los impactos de la expansión salmonera y luchan contra el alza del precio del gas.
Este miércoles Punta Arenas tiene sus principales rutas de acceso bloqueadas. La aerolínea Multinacional LAN ya anunció este martes que los afectados por los inconvenientes debido a que el Aeropuerto de Punta Arenas está bloqueado, pueden cambiar sus pasajes a otras fechas sin pagar multa. En tanto los empresarios de turismo, dueños de cientos de hostales, dijeron que comenzaron a sentir los efectos de la protesta, pero apoyaron la causa que funda esta movilización.
Durante la noche y madrugada del 11 y 12 de enero en diferentes calles de Punta Arenas se volvieron a encender barricadas y fogatas, pero no como en Santiago, para las fechas de conmemoración de la izquierda, donde aparece el lumpen y personas infiltradas. Acá el fuego y los bloqueos lo realizan organizaciones de pobladores y agrupaciones de pequeños empresarios locales como son los colectiveros, taxistas y camioneros. Incluso, estas barricadas tenían casi un sentido familiar.
Todo este movimiento viene precedido por reuniones en diferentes lugares de encuentro en Punta Arenas, Porvenir y Puerto Natales, entre otras zonas. En estas reuniones además de la información entregada por sus dirigentes, hubo discusión, diálogo y resoluciones, pero también música y expresiones culturales.
Mientras esto ocurría en Magallanes, los diputados en Valparaíso, exigieron explicaciones oficiales al Ministro de Energía Ricardo Raineri, y la próxima semana el Secretario de Estado deberá comparecer ante la Cámara Baja.
Magallanes está mostrando algo que hace tiempo se viene consolidando en diferentes regiones. Aún no se presenta en su totalidad, pero son las luchas de las ciudadanías regionales, defendiendo situaciones temáticas e intereses específicos.
Y por supuesto todo esto viene acompañado con una matriz cultural propia de cada uno de esos territorios, situación que se puede observar en cada zona geográfica en que la ciudadanía tiene una potente identidad local y un gran sentido de pertenencia. Pero también un sentimiento de avasallamiento por el centralismo de Santiago, y por las acciones de una clase política que obedece a las órdenes de partido, de las multinacionales y del gobierno de turno. Esto se ha visto claramente en los conflictos socioambientales en temas forestales, mineros, energéticos y pesqueros, entre otros.
La protesta sigue contra el alza del precio del gas. Pero tenga el resultado que tenga, la movilización en la austral región tiene componentes que podrían ser indicios de la nueva forma de ciudadanía movilizada, autónoma y exigiendo protagonismo en las decisiones, fuera de todos los intermediarios de los partidos políticos y operadores del gobierno y las empresas.