Hoy han muerto calcinados 81 presos en la cárcel de San Miguel
Igualdad / Santiago / 08 de diciembre 2010 / Los pobres de Chile siguen pagando con sus vidas la desidia y avaricia de los ricos y poderosos que gobiernan nuestro país. Hoy han muerto calcinados 81 presos en la cárcel de San Miguel. Otros 14 están graves.
Según informaciones de prensa, a las 5.30 am., producto de una riña entre bandas al interior del piso 4 de la torre 5, se habría iniciado el incendio. Los medios de comunicación informan, citando fuente de bomberos y gendarmería, que seria el uso de un lanzallamas artesanal, el que se habría ocupado en la riña, lo que inició el fuego. Allí pernoctaban 160 personas, en un lugar donde no debería haber más de 100.
Quienes hemos estado presos alguna vez, sabemos la gran cantidad de material inflamable que hay en las celdas y pabellones: ropa, colchones, sábanas, frazadas, desodorantes, colonias, etc., etc., que se sobre acumulan producto del hacinamiento en estos verdaderos chiqueros para humanos. Nos imaginamos el infierno de debió haber sido eso.
Pero no es necesario estar preso para conocer la realidad tras las rejas. Para nadie era desconocido que las cárceles chilenas son un recinto de hacinamiento y condiciones infrahumanas de vida. La forma miserable en que miles de presos chilenos cumplen sus penas de cárcel es de tal magnitud, que ya en varios informes de diversas entidades de derechos humanos, nacionales y extranjeras, estaba mas que consignada. Informes elaborados por organismos técnicos, e incluso del propio poder judicial, como el realizado por una Ministra de la corte de apelaciones hace pocas semanas sobre ese mismo recinto, han dejado mas que claro las pésimas condiciones en que viven los reos. Además, en diversos reportajes de la televisión chilena, así como en programas realizados desde las cárceles, se ha difundido profusamente las condiciones deplorables del sistema carcelario chileno. Nadie puede argumentar desconocimiento.
Pero como ya se ha hecho costumbre en Chile, tiene que haber muertos, atrapados bajo tierra, ahogados por maremotos, intoxicados por plaguicidas, etc., etc., para que la sociedad y las autoridades le tomen el peso a sus irresponsabilidades.
Esta vez les toco el turno a estos 81 presos que cumplían penas en la cárcel de San Miguel. Todos ellos encarcelados por distintos delitos, seguramente algunos de los mas graves, otros leves. Pero sin duda todos hijos de las poblaciones pobres chilenas, humildes desdichados que primero son víctimas de una sociedad que no puede arrebatárselo a la delincuencia y a las drogas, que no puede sacarlos de las calles, que no puede evitar que se socialicen en el delito, que no puede rehabilitarlos, y que ahora los mantiene viviendo como animales y no puede evitar que mueran quemados en un incendio.
Las condenas de estos chilenos son a la privación de libertad, no a vivir en la mayor inmundicia imaginable. Hoy su pena fue la muerte. Cientos de madres, hermanos, padre e hijos lloran a sus muertos. La rabia en sus caras nos cala hondo, son como bofetadas arrojadas a todos nosotros. Lanzan maldiciones a los que consideran culpables de esta tragedia.
Será un lugar común ver a las autoridades y políticos lamentándose por los muertos. Dicen “a pesar de ser presos son seres humanos con derechos”, y darán sus pésames a las familias. Veremos los siguientes días las autocríticas de todos. Se buscarán culpables. Responsabilidades políticas y administrativas. Se prometerán cambios y reformas, avances y mejoras.
Pero al igual que en otras tragedias sufridas por los mas pobres de Chile, todas serán palabras que se las lleva el viento. En unos meses más nadie se acordará. Nada cambiará en la miserable vida que llevan miles de presos en Chile. Solo serán recordados por sus familiares y por sus hijos, que seguirán acumulando rabia en alguna oscura calle de nuestras ciudades, seguramente aprendiendo el oficio de los padres, sin que esta sociedad capitalista que sufrimos se preocupe ni le importe… hasta la próxima tragedia que tendrá, una vez mas, como víctimas a los pobres de Chile.
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