A desatar y potenciar los Poderes Creadores del Pueblo
El tema de las vías es un debate antiguo de aquellos que queremos cambios reales para nuestra patria y nuestros pueblos.
Hoy nuevamente vuelve entre nosotros a estar presente el término vía, es decir un camino, un proceso, un transitar, un acumular fuerzas, una apuesta política al fin de cuentas hacia objetivos predefinidos.
El trasfondo de todo esto tiene una pregunta inicial o que estimamos debería ser originaria:
¿Cómo se producirán los cambios revolucionarios en nuestro país?
Es claro que no podemos responderla con certeza (el intento de hacerlo de ante mano, parece que corresponde a otra etapa, otro registro que ya no calza con el espíritu de esta época)
Tenemos claro lo dicho hace muchos años por el gran intelectual peruano y latinoamericano, José Carlos Mariátegui. “Ni calco ni copia, sino creación heroica”.
Cualquiera sea el escenario propicio para los cambios estructurales que Chile necesita, que implica en algún momento realizar una asamblea constituyente, que pueda expresar una real soberanía popular, y además logre justicia social, libertad y el fin de la explotación de los seres humanos y de la madre tierra o que se encamine en esa dirección, pasa por el protagonismo, decisiones y organización de los explotados, especialmente de los trabajadores, que son los pueblos de este territorio.
No existe posibilidad alguna de cambios sustanciales y de permanencia, sin la existencia y protagonismo de estos poderes populares reales, vivos, diversos, que son en definitiva los que deben ejercer la soberanía de hecho y ojala en derecho.
Pensamos que en este tema no hay atajos posibles y hay que ser radicales al máximo. Acuerdos palaciegos, ingeniería política por arriba, preeminencia de aparatos burocráticos, ya sean políticos, militares o con sesgo social, solo producirán mas de lo mismo, es decir un reacomodo del sistema. Podrá cambiar el rey, pero los vasallos seguiremos siendo los mismos.
Nótese, que como soberano estamos pensando en poderes populares, que por definición son organizaciones colectivas, democráticas, deliberantes, con autonomía, en definitiva comunidades con identidades construidas desde sus vivencias, necesidades y auto-definiciones. Es decir un poder popular colectivo que está por el respeto irrestricto a la dignidad y libertad del individuo, hombre o mujer, pero que no se construye en torno al concepto egoísta del individualismo.
Chile necesita ser refundado en un nuevo pacto social, por supuesto.
Chile necesita una nueva institucionalidad, por supuesto.
Chile necesita una Asamblea Constituyente, por supuesto.
Esa nueva institucionalidad, no puede ser construida entre cuatro paredes, como ha sido a lo largo de nuestra historia.
Ha llegado la hora, de que los pueblos, las organizaciones sociales de base, los plebeyos, los trabajadores, los marginados, hombres y mujeres, niños, jóvenes o adultos, tengan la palabra y las decisiones.
El camino a transitar es construir ese protagonismo popular.
Para nosotros es claro que la institucionalidad que resulte de una refundación del país, va a ser la expresión de la correlación de fuerzas de las clases sociales e intereses sectoriales en disputa.
Esa confrontación puede tener múltiples variantes como conocemos en nuestra historia y por tanto la creación, recreación, agrupamiento de los poderes populares tendrá que tener capacidades en todos los terrenos posibles.
Por esto nosotros apostamos a que se tienen que ir configurando desde la base social, poderes populares constituyentes, construyendo desde ahoraun contra poder que le dispute la hegemonía a las clases dominantes.
Un orden social de base en contradicción y lucha con el orden social impuesto por las clases dominantes. Esto ya sucede en muchos lugares hoy en día: en la comunidad mapuche o de otros pueblos originarios, en las tomas de terreno, en algunos campamentos o poblaciones populares, en los liceos o universidades en tomas, donde los propios pobladores, trabajadores o estudiantes, fijan sus reglas de juego.
La creación o coordinación de los poderes populares, debe ser desde abajo, desde la base, debe ser deliberante, de propuestas, creativo, que dé cuenta de la diversidad de las democracias y de de las soberanías, que a veces de manera oculta, practican diariamente nuestros pueblos.
Tenemos que tener como horizonte la disputa de espacios legales y la disputa del gobierno, usando todas las formas de lucha, incluyendo las formas electorales para conquistar una Asamblea Constituyente real y efectiva, de carácter popular.
En paralelo la Vía Popular a la Constituyente puede y debe convertirse en un poder popular concreto y efectivo que influya en la vida cotidiana, para lo cual tiene no sólo el voto como una herramienta eficaz, también la movilización, la desobediencia, el uso de la fuerza legítima, como sucede en múltiples eventos de la vida real que esperamos multiplicar como parte de la confrontación social que han vivido y viven nuestros pueblos.
En hora buena, la Vía Popular a la Constituyente que proponen distintos sectores como la Federación Nacional de Pobladores, pero a la vez, en camino a esa constituyente, se necesita un poder popular constituido local o sectorial para hoy, que pueda ahoraayudar a los que están en lucha por sus demandas, que hoy juegue un papel relevante a favor de las conquistas populares.
Es necesario que la vía popular, sea un polo social popular en que los explotados puedan encontrar un sostén, una ayuda para las luchas cotidianas.
En definitiva necesitamos un camino y necesitamos una práctica que muestre un horizonte de victoria tangible para los trabajadores y los pueblos.
Para esta propuesta estamos invitando a todas y todos a participar y trabajar por la Vía Popular Constituyente, la hacemos propia y trabajaremos en su éxito y difusión.
Centro de Estudios Francisco Bilbao.
Octubre 2011